Y el día llegó, sin que tú y yo lo quisiéramos. Alzó el vuelo el sol, mandó a la brisa mañanera a despertar nuestros sentidos, que ya estaban dormidos, cansados de mirarnos. Ya se escondió nuestra esfera.
Nuestra esfera ya se escondió, entre la inmensidad del azul y rojo. Las montañas nos vigilan y el temor ya se respira. Aún es temprano. Dagas invisibles que a mi alrededor se afilan.
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