sábado, 1 de noviembre de 2014

Danza de un segundo


Lo primero es el verso,
y en él reposa el lamento
crónico de un viajero sin
barca en un río adverso.

Lo segundo es el deseo,
consciente de serlo,
de un mero proceso sutil
de profundizar en tu aleteo.

Por último el calvario
ante el suplicio que propicia
el buscar en su sonrisa
la manera de negarlo.

Son procesos llevaderos,
hojarasca de un paseo
que cruje en mi conciencia,
maldiciones de trileros.

Me ajusto la hipocresía 
para aceptar lo que,
sin miedo a equivocarme,
yo jamás aceptaría.

Pero es rutina y sedimento 
que, tras resignada quietud,
albergo, entre confuso y 
aciago, en mis cimientos.

viernes, 25 de julio de 2014

Luz blanca



Dijo no entre muchos síes
y en siete días creó el mundo
y lo llenó de dudas
y al pintarlo olvidó
que los humanos no sonríen.

jueves, 17 de julio de 2014

Olga, Sofía, tú y yo



Ella vive rodeada de hormigón y a veces sueña con el estatismo del que sufre, imagina un mundo amplio y verde en el que ella solo es espectadora neutral, anclada y, hundidas sus raíces en el negro suelo, se resigna. Su nombre solo le importa a cuatro personas y yo no soy una de ellas. Puedo llamarla Olga o Sofía. A ella no le importa. Sobrevive a duras penas a las veinticuatro horas del día, renace y decae. El ciclo del tormento, lo llama. No conoce otra vida porque no tiene cabida en sus sueños. Si sonríe es una anécdota y una hipocresía, pero de eso pecamos todos. Nadie la culpa de nada porque nadie cree que exista nada de lo que culpar, pero ella lo sabe todo. Conoce hasta el más mínimo detalle y movimiento, la responsabilidad de su desdicha. Su silencio tiene bordes dorados, y en las esquinas un marco sin cristales, ventanal hacia el deterioro. La indiferencia es de seda, teñida de azul, oscura y sonriente. Y los cuchillos son sus amigos.

Por la calle no la reconocerías por su forma de andar, por sus ojos tristes o por sus labios mal cuidados. Tampoco por el desánimo o los redundantes suspiros. Ni por las lágrimas. No. La reconocerías frente a un espejo, pero sería demasiado tarde.

miércoles, 16 de julio de 2014

Guía rápida para vivir: nivel usuario



No martillees la falange del sino
que roza la comisura de tus párpados,
que alcanza a ver tu iris,
que desdenta la rabia del camino.

En lo siniestro y lo oculto 
vive, exento de cargas, sin ánimo
y forma, sin viento y sin capa, 
el tiempo que huye ajeno al tumulto.

Desdeña el suplicio de la magia:
no hay truco sin aplauso,
no hay aplauso sin sonrisa,
no hay sonrisa sin nostalgia.

Derrama el vaso con que brindas
ante ojos tormentosos de turistas
en tu vida, de curiosos de pasada
con quien tu existencia colinda.

No debes ni el traje en el que habitas,
los desperfectos de tu historia
son guiños a las películas.
No acapares la razón, pues existe quien la evita.

viernes, 30 de mayo de 2014

Efecto Werther



Enciende un cigarro y desvía la mirada. No entiende lo que está viendo y no quiere verlo. En la sala cada objeto le mira con ojos acusadores, cada esquina voltea su espalda hacia él; está solo. Ya no sabe llorar, no sabe siquiera suplicar. Lo olvidó todo tiempo atrás, cuando las cosas aún le importaban. Tampoco sabe culpar. Se ha mirado infinidad de ocasiones en el espejo y en su rostro solo encontró confusión, miedo y desesperanza. Ha escondido en su sonrisa la cordura quebrantada que recogió tras la tormenta, pues no quiere mostrarla. De poco sirve ya.

Alza la mirada y en el cielo abierto encuentra a su confidente desde hace años, a la testigo presencial del proceso irreversible, brillando como nunca, haciendo relucir, a modo de homenaje, a todo filo punzante en la diminuta habitación.

¿Por qué ahora? ¿Por qué no ayer? ¿Por qué no mañana? ¿Qué hizo especial esta noche? Qué superficial es todo, qué estúpido y qué sencillo. ¿Eso es todo? Bien...

La marea roja ya es imparable. El entumecimiento es general. Los dedos acarician ya el oasis, ya no son de este mundo. Termina de recostarse y nota como, poco a poco, la locura va desapareciendo por completo. Es libre.

martes, 22 de abril de 2014

Itinerante



La cama sin hacer,
un viejo libro se yergue
entre sábanas, húmedas
y ancladas a tus senos,
gritando un quedo 'vuelve'.

Grácil desventura
que derrumba los escombros,
edificados, hiératicos
y amontonados sin éxito
sobre el cimiento de mis hombros.

Ya no hay versos apilados
ni hay amor en el querer,
no hay tesoros bajo llave
en los secretos de tus fueros
que haya añorado desde ayer.

Pero mañana ¡ay, mañana!
entre hielos de nostalgia
brindaré por una incertidumbre,
una pizca de casuales
y un ilusionista sin su magia.

Y no creo fácil esta empresa,
mordiendo los nudillos de la vida
y desechando a manos llenas
lo vacío de un alivio y
lo fútil de una cremallera en la herida.

domingo, 9 de marzo de 2014

Nihilista en privado



Y siempre me dan las madrugadas huyendo del sueño. Me evado buscando excusas para no dormir, buscando un enlace al pasado que reavive la maldita llama que se apaga un poco cada día y me recuerda lo banal e insípido de esta existencia, lo fútil y efímero que cada sensación deja en nuestro paladar, para luego prostituirse en los barrios bajos del ayer y mirarnos con la indiferencia propia de esa maldita despechada que es la vida. Abrazamos comúnmente la dicha que acontezca, sin cuestionar, sin barajar entre las cartas de la duda, dejándonos llevar en esa dulce espiral que adormece nuestra ansia de escapar (lo único que nos mantiene atados a este mundo) para luego maldecir a los dioses cuando llegamos al final y nos topamos de bruces con la puta realidad, con las drogas que alteran tu cerebro, con la chica con la que estuviste y te traicionó, con el amigo que cambia de color y muta, con la certeza de que algún día morirás y tu vida no habrá servido para nada, que no eres más que un maldito número entre millones, una cifra inerte que a nadie importa y a nadie interesa.

Descubres el sabor amargo de esa copa que tanto te gustaba. Descubres la sábana sudada en pleno verano a 40º centígrados. Descubres el mueble que golpea tu dedo meñique del pie izquierdo cuando te levantas de la cama. Descubres el plan que fracasa minutos antes de empezar. Descubres las conversaciones secretas de tu mujer. Descubres el odio que ciega y la ira que mata. Descubres lo vacuo de quejarte. Descubres todo a la vez y te resignas, no quieres luchar. Luchar no sirve de nada.

Una vez que descubres todo eso solo te queda lo sensato de cerrar los ojos y fingir un plácido sueño. Tonterías. Mañana será otro día.

jueves, 6 de marzo de 2014

La cafeína del espíritu



Lo confieso. A veces he besado sin pensarlo. Casi sin quererlo. Hay fuerzas ocultas que oprimen mi libre albedrío, he de decir. También debo admitir que hay besos que no saben a beso, besos torcidos y besos martilleados. Besos que saben a puños.

La última vez que besé fue extraño. Un sabor casi amargo que embargaba el cielo de mi boca me insistía en que cesara, pero una lengua aviesa me convenció de lo contrario. No supe reaccionar y me dejé llevar. Sabía que algo más se escondía tras ese trasnochado sabor, que una figura me tomaba de la mano para llevarme a un lejano océano de dudas para ahogarme allí, que un deseo incontrolable por conocer, por saber, por explorar, se adueñaba de mi compostura, que la sed irrefrenable de festines copiosos se daba de bruces contra la fuente seca y el plato vacío. Destrozó el reloj, arrancó la saeta para arrojarla al abismo donde yace la humanidad; desmembrada y esquelética, y allí perdí mi tiempo y gané un segundo.

Como decía, no me gustó ese beso. Fue el mejor.