martes, 11 de enero de 2011

3 notas


Todo era negro alrededor, el sonido de mis pasos se mezclaban con el de otros. Y el piano en la habitación de al lado. Dulce y sin ritmo.
Con cautela, me senté en el sillón podrido a escuchar. Parecía inmutable el silencio que allí reinaba, pero siempre aparecía ese piano, esos pasos.
¿Son producto de mi mente?

Conocía esa melodía, triste, lenta, con desgana. Una melodía que cautivaba pero que costaba seguir. Dolía.
Los agudos parecían taladrar la corteza de mi cordura, y los graves hacían temblar los cimientos de mi compostura.

Ese piano... no quería escucharlo.

Tocado por manos invisibles, parecía cada vez más cerca, casi con más violencia. Yo seguía sentado.
¿Había alguien ahí? Sin duda esos pasos no hacían más que inquietarme.

Una... dos... tres notas que volaban sin rumbo haciendo escala en mis oídos. 'Vete, por favor', alcancé a susurrar.

Los pasos cesaron, el piano cesó. Sólo alcancé a escuchar mi exaltada respiración, entremezclada con gotas de silencio, cuando un voz de ultratumba, quizás producto de mi imaginación, dijo una palabra. Sólo una.

'No'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario