jueves, 19 de diciembre de 2013

Hola, mundo.



Observé la ventana en negro,
no vi nada
pero ahí fuera estaba el mundo
enfermo.

Crepita el ansia de creer,
de que escondo
en mis ojos la razón por la que ya
no quiero ver,

de libros viejos que ya no cuentan
los secretos
que el mundo ya conoce,
a tientas.

Me he reconciliado con el frío
cortante, y necio,
del cajón del desprecio, antaño
vacío.

Intenté apagar la llama que arde,
que doblega
mi conciencia y la ata al mundo real,
era tarde.